sábado, 22 de enero de 2011

Once


Este año... estoy especialmente susceptible... con el número once...

Estamos en el año... once...

Tenía once años cuando... empecé a tener más responsabilidades... de las que me correspondían... por edad...

Y hace once años... que me quedé viuda... aunque hacía dos años y medio... que nos habíamos separado.

De los muchos retazos... que han marcado mi vida... ese ha sido uno de los más importantes... porque no sólo me afectó a mí... sino a mi hija... y a mis relaciones familiares... ya bastante complicadas de por sí.

Quizás un día... sienta la necesidad de... contar el retazo completo... pero ese momento... aún no ha llegado.

Baste saber que... me casé con quién quise... porque le amaba... en contra de más de un@... y que ese día... ha sido uno de los más felices de mi vida... a pesar de... todo lo que aconteció después.

Y de él recibí... el mayor regalo que la vida podía darme... MI HIJA.

No fue un matrimonio fácil... aunque el primer año fuera una... contínua luna de miel.

Pero al pasar ese año... se fue destapando su realidad...

Era una persona enferma... con dos adicciones... el alcohol y el juego... y eso... condicionó nuestro matrimonio.

Y cuando llegó el final... llegó la frialdad... 

Una frialdad interna... que me helaba los huesos... y que me desproveía de... sentimientos.

Fue mi peor época... nada me dolía... ni me afectaba... ni me importaba.

No lloraba... no reía... no sentía...

Sólo una personita... quedaba al margen... mi hija...

Para ella eran mis risas... mis caricias... mi cariño... mi... todo... 

Gracias a ella... no me volví... loca... o peor aún... no me convertí en un ser... sin sentimientos.

Y un día... juntas... vimos el arco iris... y todo empezó a cambiar de nuevo.

Releer... por qué me gusta el arco iris... me recuerda que... después del once... llega el doce... que lo que no te mata... te hace más fuerte... y que parte de lo que soy hoy... también se lo debo a... aquello.



lunes, 17 de enero de 2011

Maldito karma


Un Papa Noel... muy especial para mí... me regala este libro... (muchas gracias, cielo).

Anunciado como... una hilarante novela... a mí... me ha provocado alguna sonrisa... pero en modo alguna... las carcajadas que anuncian en la contraportada.

Es... sin embargo... un libro que... puede invitar a reflexionar... y su lectura es ligera.

Generalmente... el karma se interpreta como... una "ley" cósmica de retribución... o de causa y efecto.

Kim... la protagonista... muere aplastada por el lavabo de una estación espacial.

En el más allá se entera de que... ha acumulado mal karma a lo largo de su vida... y su castigo es... que está en un agujero... tiene dos antenas y seis patas... ¡es una hormiga!... así que... debe ir acumulando buen karma... para ascender en la escala de la reencarnación... y volver a ser humana... y el camino... es duro... y está plagado de contratiempos.

Al terminar de leer la novela... el primer pensamiento que me viene... es la frase que tengo puesta en mi perfil... "las experiencias pasadas conforman una parte de lo que soy".

Su lectura... me hace pensar en... el yin y el yan... en el equilibrio interno... en lo que nos hace sentir bien con nosotros mismos... y nos produce una sensación de paz.

Si lo habéis leido... me gustaría leer vuestros comentarios.

Si no lo habéis hecho... y lo hacéis... también :).


sábado, 15 de enero de 2011

Nadie llega a nuestras vidas por casualidad


No hace mucho... he agregado al fb a una persona... que tiene en su perfil esa frase... que muchas veces he usado... y que me lleva a este... retazo...

Descubrí internet... casi a finales del 2003... cuando aún existían los chat's de msn.

En aquellas fechas... hacía poco que había terminado la única relación seria y vainilla que he tenido... desde que me separé en el 97... y hacía casi 4 años... que mi marido había fallecido.

Hice un buen grupo de amigos... organizábamos kdd's... y lo pasábamos estupendamente.

Entre esos amigos... había una chica... con la que llegué a tener una conexión tal que... a veces... nos llamábamos por la mañana... para preguntarnos... qué había pasado el día anterior... porque "sabíamos"... que "algo" le había pasado a la otra.

Guardando las distancias... habíamos tenido experiencias similares... y llegamos a decir que... si la familia pudiera elegirse... nos elegiríamos como hermanas... y así empezamos a llamarnos entre nosotras.

También había otro amigo... mucho mayor que nosotras... con el que... a pesar de ser algo difícil en el trato... llegamos a intimar... hasta el punto de contarnos cosas... que no le contábamos a otra gente... conscientes de que... no lo entenderían.

A ambos... los conocí en persona... estuvieron en mi casa con sus parejas... y yo en las suyas... y a pesar de que hace tiempo que no seguimos el contacto... el cariño y las vivencias... permanecen.

El caso es que... como un año después de conocerlos... yo empecé con mis... "sueños"... (soy incapaz de darle otro nombre).

Recuerdo... sobre todo... dos de esos "sueños"... de entre los muchos que tuve en aquella época.

En uno... yo estaba teniendo relaciones con un chico que conocía... de una forma muy suave... tierna...

Podría describir el escenario... cómo empezábamos... pero eso... no es relevante.

Lo relevante es que... de repente... él parecía otra persona... más brusca... dura... que me inmovilizaba... y que pretendía violarme.

Al mismo tiempo... empecé a sentir que me ahogaba... que me costaba respirar... y que mi "hermana" estaba en peligro...

A la vez... una luz blanca... se iba haciendo cada vez más intensa... y "amenazadora"... pero no para mí... sino para quien intentaba forzarme sexualmente... que iba tomando la forma y el rostro de... mi marido.

Para mí... todas las sensaciones... eran reales...

Sin saber cómo ni porqué... le grité a la luz blanca... (mentalmente... ya que de mi boca no salió ni un sonido)... que fuera a proteger a mi "hermana"... que yo estaba bien... que podía con lo que me estaba pasando... pero que si algo le pasaba a mi "hermana"... yo no lo soportaría.

La luz... lanzó un destello que iluminó toda la habitación... y desapareció.

Cuando mi marido se dió cuenta que... había logrado "verle"... y que no conseguiría su objetivo... también desapareció.

A la mañana siguiente... cuando mi "hermana" y yo hablamos... me contó que... había sentido que... la estaban ahogando en una bañera... y que estaba a punto de rendirse cuando... una señora de pelo blanco llegó... y la sacó del agua... alejando a sus atacantes.

Me describió a la señora... con tanto detalle que... le escaneé una foto... y se la envié.

En la foto... ella reconoció a mi abuela.

En el otro sueño... la escena era mucho más rara... 

Una casa desconocida para mí... una fiesta sin sentido... mi padre (fallecido en el 98)... laberintos... y en medio de eso... mi marido... queriendo coger a mi hija.

Sentía que ella al principio... quería acercarse... pero poco a poco... tenía miedo... y preguntaba si era él.

La sensación era agobiante... angustiosa... sé que sudaba frío...

Lo peor era... la lucha interna entre que... mi hija estaba en peligro... y la incredulidad de que así fuera.

Corrí hasta mi hija... y la cogí en brazos... antes que su padre... y se la pasé a alguien que estaba a mi lado... sin saber quien era.

En aquellos momentos... lo único que importaba era... que estuviera a salvo...

Nuevamente... pude hacer que el... "sueño"... desapareciera... y aunque seguía "inmovilizada" en la cama... pude "ver" a mi hija durmiendo en la suya... tranquilamente... con la luz blanca... velando su sueño.

A la mañana siguiente... nuevamente hablando con mi "hermana"... antes de que yo le contara... ella me preguntó qué había pasado para que yo... le "entregara" a mi hija... y que ella la había dejado en los brazos de mi abuela.

Mientras los "sueños"... habían sido míos... eran incómodos... pero no me afectaban demasiado... pero este último... me había agobiado mucho... porque ya entraba mi hija... y lo hacía en situación de peligro.

Esa noche... cuando hablé con mi amigo... y se lo conté... me dijo que... quizás debía quitar de la vista... las cosas de mi marido.

Le dije que... no sabía a qué se refería... puesto que no tenía nada de él... que pudiera verse.

Él me habló de una foto... de mi marido con mi hija... en un sitio muy concreto... del comedor... y me la describió con pelos y señales... 

Esa foto... no es que no exista ahora... es que nunca existió... 

Pero además... es que nunca he tenido puesta una foto de mi marido y mi hija... en ninguna parte de mi casa... ni siquiera... cuando estábamos casados.

Más tarde... le pregunté a mi "hermana"... si había visto alguna foto de mi marido... en mi casa... sin darle más datos.

Me describió la misma foto... en el mismo sitio...

Para cuando sucede este "sueño"... yo había entablado amistad... con un chico de Galicia que... a veces... usaba la frase... que dá título a esta entrada.

Le conté todo... el "sueño"... la foto... mi angustia... mi miedo... y me dijo que... hiciera algo...

En el sitio donde decían haber visto la foto... tenía que poner una foto mía con mi hija... junto con 3 flores blancas... y  si él aparecía... lo que debía decirle.

Me dijo que... antes... hiciera varias copias de la foto... por si tenía que sustituirla... y que no me extrañara de nada... que pudiera suceder.

Las flores que puse... margaritas blancas... son resistentes y duraderas...
Las que me sobraron... las puse en un jarrón... en la habitación de mi hija.

A los tres días... las flores del lado de la foto... parecían quemadas... mientras que... las de la habitación de mi hija... una semana después... aún seguían tan frescas... como el primer día.

Repetí el "ritual"... esta vez con más flores... tirando las que me sobraron en el contenedor de la esquina de mi casa... según me indicó mi amigo.

Los "sueños" desaparecieron... y no han vuelto nunca más.

Mi amigo... por circunstancias personales... al poco tiempo... también "desapareció".

Siempre he pensado que... no llegó a mi vida... por casualidad.


domingo, 9 de enero de 2011

La caja de besos


He empezado a escribir esta entrada... varias veces... y por alguna extraña razón... los retazos se entremezclaban de tal forma... que no conseguía... darle la forma... de un único retazo.

Primero intenté escribir sobre... días de reyes infantiles... luego adolescentes... más tarde sobre... cómo ha ido cambiando esta fecha...

No... no podía... porque un retazo... se abría camino... con más fuerza cada vez... "callando" todas las palabras... que iban surgiendo de mis dedos.

El día de Reyes... mi padre hubiera cumplido... ochenta y seis años... y mi retazo tiene que ver con él... y con mi hija.

Aunque no recuerdo bien... qué se celebraba ese día... sí que recuerdo que... nos juntamos un montón para comer.

Mi hija... aún era muy pequeña... probablemente tendría... 4-5 años.

Tal y como llegamos... empezó la ronda de besos... y para cuando mi hija estuvo delante de mi padre... ya estaba cansada de besuqueos... así que... se paró y dijo... "ya tá'... se me han acabado los besos".

Mi padre... mirándola fijamente... puso cara de pena... y le dijo... "entonces, ¿no te queda un beso para el abuelo?".

Sin que nadie le dijera nada... ella hizo como que se metía la mano en un bolsillo imaginario... e hizo ademán de comer algo.

Se acercó a su abuelo... y le tendió sus diminutos bracitos... 

"Abuelo... ya he comido besos... ¿cuántos quieres?".

Empezando por mi padre... todos nos quedamos sorprendidos... por la respuesta espontánea... y hábil... de mi hija... y no me equivoco si digo que... probablemente.. ese beso... fue uno de los más especiales para él.

A veces... leo en la red... "la caja de besos"... y me acuerdo de... este retazo... y la forma en que me conmovió.

Nunca he sido muy besucona... porque en mi casa... era como una "obligación"... y tengo como una especie de... "síndrome de Judas"... (si es que eso existe)... que se traduce en aversión hacia los besos que se dan o reciben... sin sentir...

Sin embargo... he de reconocer que... a veces... como esta mañana... me gusta acercarme a mi hija y decirle... "necesito un beso de mi niña"... o... "mami necesita darte un beso"... y esos momentos son... indescriptibles.