Hace unos 5 años aproximadamente... mi hija necesitó apoyo para matemáticas... y la llevé a una academia... al lado de casa.
Un día... vino medio llorosa... medio enfadada... porque el profesor le había dicho que... "si no lo entendía que se lo explicara su padre"... a lo que ella... (que lo había perdido con 8 años)... respondió... "¡ojalá pudiera, sería señal de que estaba vivo!"...
El profesor... que además era el director de la academia... lejos de disculparse... por tan desafortunada frase... la mandó callar.
Como era agosto... por la tarde estaba cerrado... pero a primera hora de la mañana... me presenté en la academia... para hablar con él... que me citó para hablar con tranquilidad... esa misma tarde.
No apareció... o por lo menos... no me abrió la puerta... así que... a la mañana siguiente... provista de un buen libro... de nuevo a primera hora... me presenté.
Intentó de nuevo quedar para por la tarde... pero yo le dije que no se preocupara... que no tenía prisa... y que podía esperar a que terminara sus clases... y tranquilamente... saqué mi libro.
A los 10 minutos... me estaba atendiendo en un despacho... alejado del aula.
Con voz tranquila... le pregunté... cómo iba mi hija... si había algún problema con ella... etc...
Él respondió que todo bien... que algunas cosas le costaban... que a veces preguntaba... etc...
Viendo que... todo era dorarme la píldora... y que no hacía referencia a lo sucedido... le pregunté directamente.
Empezó a ponerse nervioso... y a levantar la voz... justificándose diciendo que... "no tenía por qué saber la situación familiar de sus alumnos... ".
Con calma... le hice ver... que el comentario había sido desafortunado... que había causado un daño inconsciente... y que debía haber pedido disculpas a la niña... en vez de mandarla callar.
Gritando... empezó a decirme lo mal educada que estaba mi hija... que si se disculpaba perdía autoridad... etc...
Sin perder la calma... todavía sonriendo... bajé más la voz... y le respondí que... entendía que... le debía una disculpa a mi hija... y que por esa regla de tres... yo podía decir que él era un hijo de puta... porque no tengo... porqué saber la profesión de las madres de los profesores de mi hija...
Cuánto más gritaba él... más bajaba yo la voz... y más se desquiciaba... así que... dí por finalizada la conversación... diciéndole que me llevaba a mi hija... y que tomaría las medidas que creyera oportunas.
Entré en el aula... y le dije a mi hija que recogiera que nos íbamos.
Fué patético ver como... dando voces... intentaba que otros alumnos... (todos adolescentes)... me contaran lo que había pasado.
Nuevamente... sin levantar la voz... le dije que... sólo había ido a pedirle... que se disculpara con mi hija por su comentario... que lo podía haber hecho en privado... y que estaba dejando patente delante de sus alumnos... su exquisita educación.
Ya en la puerta... me cogió del brazo... y me pidió disculpas.
Esta vez... mi sonrisa se borró... y mi mirada se hizo fría y dura... "a mí no me hizo daño... pídale disculpas a mi hija... que es a quién dañó".
Vomitó... más que dijo... un "lo siento"... dirigido a mi hija... que asintió con la cabeza... y nos fuimos de allí.
Ahhhhhhhh... según él... la maleducada... fuí yo... ¡manda cohones!!!!!
Casos como ese, podría contarte, pero es mejor dejarlos que se descalifiquen ellos solos.
ResponderEliminarLo mejor que pudiste hacer, llevarte a tu hija de aquella academía.
Gran lección!!!!
ResponderEliminarEnhorabuena
- Estoy segura de que hay muchos más... Amo Karl... la cuestión es... en la medida de lo posible... no dejarse llevar por el primer impulso... que en mi caso fue... una patada en los webs... y que seguramente... no me hubiera proporcionado... el placer íntimo que sentí... al ver como se descalificaba él solo ;).
ResponderEliminar- Gracias, AmoYSr :D