Generalmente... era uno de mis hermanos... el que me peinaba de pequeña.
A mí... me gustaba mirarle... a través del espejo.
Cogía un mechón de pelo... e iba deshaciendo los nudos... con firmeza y suavidad a la vez... empezando desde abajo... y con paciencia... con mucha paciencia.
Nunca sabía que peinado me iba a hacer... dos trenzas... una... dos coletas... una... me recogía solo la parte de arriba y el resto lo dejaba suelto... y luego me ponía un lazo o dos... generalmente de terciopelo blanco o azul marino.
Al terminar... me daba un beso en la mejilla... y me decía... "estás muy guapa"... y yo me iba feliz al colegio... con una sonrisa.
La magia del espejo... no residía en... mi reflejo... sino en... la imagen de mi hermano... su sonrisa... su tranquilidad... su cariño.
Hasta que no terminaba de peinarme... yo no me miraba realmente en el espejo.
Algunas veces... de tarde en tarde... era mi madre la que me peinaba.
Ella empezaba desde arriba... arrastrando todos los nudos... como si... con tres pasadas... ya tuviera que estar peinada.
Me hacía daño... y en más de una ocasión... yo llevaba la mano a mi pelo... para detenerla... lo que me suponía un pellizco... y un grito... para que me estuviera quieta.
Ella siempre elegía... una coleta... y al ponerme la goma... me daba unos tirones de mil demonios.
Esos días... yo no miraba... a través del espejo... ni me miraba.
Lo peor era que... al día siguiente... o como muy tarde... a los dos días... terminaba en la peluquería... y me cortaban el pelo... "a lo chico".
Cuando eso sucedía... me peinaba yo sola... y dejaba de mirar... a través del espejo... hasta que volvía a crecer... y todo empezaba de nuevo... según quién me peinara.
Incluso cuando... ya era lo suficiente mayor... como para peinarme sola... de vez en cuando... a mi madre le parecía que... no lo hacía bien... y le entraba la "neura" de peinarme...
Volví a mirar... a través del espejo... y no me gustó la imagen que ví.
Quise fijarme en mí... mirarme en el espejo... pero... "veía" a través de mis ojos... y era... como si me viera por dentro.
Todo aquello que no demostraba... enfado... ira... tristeza... estaba en mis ojos... y el espejo... me lo mostraba.
Hoy en día... llevo el pelo largo... a pesar de que... al parecer de mi madre... lo llevo demasiado largo... para la edad que tengo.
No lo hago por rebeldía... simplemente... me gusta llevarlo así... y además... "odio" ir a las peluquerías.
No... no me gusta que me toquen el pelo... y casi nunca... me miro en un espejo... directamente.
Un espejo nos devuelve nuestra verdadera imagen...
ResponderEliminarHola arcilla,
ResponderEliminarNos vemos poco pequeñaja, pero cuando quieras mirarte.... "mírate en mi" cuando nos veamos, en silencio, con cariño, siempre podrás ver como eres a través de como me comporto contigo.
En realidad aunque los tienes cuadrados, eres un encanto, por supuesto que con aguijón también, como todos. No en balde somos animales racionales que no razonables, ¿pero que seria de la vida si estuviéramos al lado de beatos puros sin maldad?, que nos estancaríamos sin evolucionar a mejor por que serán buenos pero son unos aburridos, y siempre se dice que sin embargo el sabio...¡peca!
Recuerdo a Parsifal, puro, inocente, y que no actuó bien en su vida y de la forma adecuada, hasta que no obtuvo la diferencia entre el bien y el mal al matar al cisne y despertar a la conciencia. Todos somos bueno, guapos, amables, cariñosos y simpáticos para alguien, eso es lo que debe importar, y sobre todo aprender a conducirnos por la vida.
UN beso
PD: Desde luego... eres única para inspirarme y hacerme sacar cosas buenas de mi. :-PP
Arcilla creo que tal vez cuando encuentres alguien que te toque el pelo como lo hacía tu hermano cuando eras chica, con amor y dulzura otra vez vuelves a tomarle el gustito. A mí también cuando era chica me cortaron el pelo a lo varón y ahora ya lo llevo así por comodidad. En esos momentos sentí como que me sacaron mi femeneidad creo. Por eso ahora trato de respetar mucho los deseos de mi hija que quiere tener el pelo largo como las princesas de Disney. Un abrazo.
ResponderEliminarHola preciosa, creo que tiene razon Andrea llegara el dia en que alguien te acariciara el pelo con ternura y con amor y......descubriras lo placentero que es percibir la cantidad de sensaciones y sentimientos que se pueden intercambiar entre unos dedos y el pelo.
ResponderEliminarUn besito de LC
LUDWIG
- Un espejo... Avcast... a veces... devuelve mucho más... que una imagen ;).
ResponderEliminar- Mi querido Hard... dejé de mirarme en el espejo... cuando aprendí que... no necesitaba hacerlo... para "verme"... y saber quien soy ;)... y me alegra sacar cosas buenas de tí :).
Un beso enorme
- Jajajajajaajaja... Andrea... algunos intentaron hacerlo... amorosamente... pero me temo que... me sale una cierta vena borde... que tengo, jajaaaajajajajaaajajaja.
Mi hija tiene 18 años... y lleva el pelo más largo que yo... por decisión propia.
Un verano... por trabajo... yo tuve que dejarla en casa de mi madre... e iba todos los fines de semana.
En uno de ellos... nada más abrir la puerta... llegó mi hija corriendo... y con el pelo cortado... ¡a lo chico!!!!.
Al acostarse mi peque... le dije a mi madre que... si volvía a hacerlo... jamás se volvería a quedar con ella.
Mi tono era extrañamente suave y bajo... y jamás volvió a hacerlo.
Me alegra que respetes ese deseo de tu hija... te aseguro que... por mi experiencia... el respeto es devuelto con creces.
Un abrazo
- Creo... mi querido LUDWIG... que de momento... puedo seguir prescindiendo de esa experiencia, jajajajajajajajajaja.
Besitos de LC